Fue una obra innovadora, que presentaba un escenario de cinco niveles en los que se podían representar hasta tres escenas de forma simultánea. Mark-Anthony Turnage desarrolló una obra innovadora, con gran influencia del jazz y gusto por la percusión. William Walton recibió la influencia de Stravinski, Sibelius y el jazz. Bernd Alois Zimmermann fue un músico vanguardista que recibió la influencia del dodecafonismo de Schönberg y de compositores como Stravinski, Honegger, Poulenc y Milhaud. Milhaud fue alumno de Paul Dukas y Vincent d’Indy. Alumno de Paul Dukas, integró en su estilo diversas influencias, desde las clásicas hasta el serialismo y la música oriental. El checo Bohuslav Martinů fue un músico ecléctico que aglutinó el neoclasicismo con cierta tendencia neobarroca, el impresionismo y la música popular estadounidense (jazz y gospel). Hans Werner Henze aglutinó en su obra el expresionismo, el serialismo, el dodecafonismo, el neoclasicismo y músicas populares como el jazz. Viktor Ullmann fue alumno de Schönberg y, aunque no utilizó la atonalidad, su obra empleó el cromatismo de la moderna Escuela de Viena.
Roberto Gerhard fue alumno de Schönberg y el primer compositor español en utilizar el dodecafonismo. Serguéi Prokófiev, alumno de Rimski-Kórsakov, disfraces de frutas para niños combinó la música tradicional con algunos rasgos experimentales. Wolfgang Rihm fue alumno de Stockhausen, aunque procuró superar los lenguajes experimentales en busca de una mayor expresividad. Iñako. El poncho es el mayor motivo de divorcio en el mundo, por delante de la infidelidad, el mal olor y las cenas con la familia rival. Iñako. ¿20 días a Canarias? John Adams fue calificado de minimalista, aunque en su música se encuentran ecos neorrománticos y elementos de música popular, como el jazz, el ragtime, el swing, el pop y el rock. El interés transformador, experimental y renovador de las vanguardias artísticas se tradujo en un nuevo lenguaje musical, al tiempo que se produjo una renovación técnica motivada por la aparición de nuevas tecnologías, como la música electrónica. La nueva música compuesta en esta centuria rompió radicalmente con el pasado y buscó un lenguaje nuevo, rompiendo el esquema del discurso musical tradicional: si era necesario, se rompía la armonía, la melodía, la tonalidad.
El italiano Ottorino Respighi intentó compaginar el impresionismo con la música tradicional, especialmente la barroca. El británico Frederick Delius se acercó al impresionismo partiendo de la influencia wagneriana. Xavier Montsalvatge destacó por su diestro uso de la instrumentación, con cierta influencia de Olivier Messiaen. En general, se buscaron formas musicales más objetivas y definidas, con una tímbrica más contrastada y diáfana, ritmos repetitivos —con uso frecuente del ostinato— y una armonía más diatónica, alejada del cromatismo wagneriano. 1919; Das Nusch-Nuschi, 1920; Sancta Sussana, 1921), pero posteriormente evolucionó hacia un estilo neobarroco con uso de la polifonía. Luis de Pablo, de formación autodidacta, partió del serialismo hacia la música aleatoria, al tiempo que practicaba la música electrónica. Su primera ópera fue Trouble in Tahiti (1951), que mezclaba el género operístico tradicional con la música pop. Su primera ópera fue Nixon in China (1987), a la que siguió The Death of Klinghoffer (La muerte de Klinghoffer, 1991), las óperas-oratorios El Niño (2000) y The Gospel According to the Other Mary (2012) y otras obras escénicas.
En los años 1960, la ópera fue resurgiendo y los compositores se lanzaron a obras más ambiciosas y de mayor envergadura. Influido por el «teatro de la crueldad» de Antonin Artaud, buscó una mayor comunión entre el espectáculo musical y el público, a través de una orquesta con más texturas, una vocalidad matizada y una música lírica y dinámica. Por ello, la música contemporánea no ha gozado de un gran éxito de público y se ha visto circunscrita numerosas veces a un círculo cerrado de intelectuales. Luigi Nono se inició en el serialismo para pasar luego a la música electrónica. Cristóbal Halffter desarrolló su obra partiendo del serialismo y el dodecafonismo. Die Harmonie der Welt (La armonía del mundo, 1957) fue la culminación de su estilo neobarroco. Sus últimas obras, Christophorus (1931) y Der Schmied von Gent (El herrero de Gante, 1932), fueron saboteadas por los nazis, que lo consideraban un «músico degenerado», con el motivo acentuado de ser judío. Era muy meticuloso e inconformista en su trabajo, por lo que revisaba continuamente sus obras, lo que explica su escasa producción.